En pleno siglo XXI, dudaron si representar o no la Ópera
Idomeneo, de Mozart,(estrenada en Munich en 1781). ¿Motivo? Tras la publicación de unas viñetas con la imagen de Mahoma en Dinamarca, hubo protestas de fanáticos intolerantes y se temía una reacción similar ya que en una escena
se decapitan figuras de Mahoma, Buda y Jesucristo). Ahora se deciden a representarla en Berlín. En España la obra teatral "La Revelación" de Leo Bassi sufrió todo tipo de ataques, (incluso la explosión de una bomba en el Teatro Alfil de Madrid) por parte de fanáticos intolerantes. Ante las quejas de algunos como el Cardenal Cañizares, se impidió su representación en algunos teatros españoles.
Recientemente el Papa fué criticado por hablar sobre el Islam durante su visita a la Universidad de Ratisbona (Alemania). Sus palabras disgustaron a algunos intolerantes. Una monja fué asesinada como "represalia" (ojo por ojo, y el mundo se quedrá ciego, decía Gandhi) ¿Deben admitirse tan sólo las opiniones "aceptables" (¿para quién???) en un mundo tan variado y plural?. ¿Debía disculparse el Papa? ¿No sería mejor que defendiera su derecho a expresarse libremente, y el de los demás a hacer lo mismo?.
A Georg Genswein, secretario del Papa, según el corresponsal en Roma de El Pais (16-XI-06) no le gustan las bromas y sátiras sobre él ni sobre el Papa. El periódico de la conferencia episcopal italiana Avvenire, en un editorial llama "cobardes" a los humoristas que "ridiculizan a las personalidades católicas" Preocupa comprobar que en dos religiones tan influyentes y con millones de seguidores, existe la misma tendencia: no querer ver ni oír cosas con las que no están de acuerdo. Como decía un presidente de la Sociedad Deportiva Compostela, famoso por sus confusiones, vamos de "caspa caída". Y además, ponen a los caricaturistas del Papa y de Mahoma, "entre la espalda y la pared". Maurizio Crozza, uno de los cómicos acusados de cobardía por l os obispos italianos, ya ha aceptado autocensurase. De capa caída.