
Recientemente el Papa fué criticado por hablar sobre el Islam durante su visita a la Universidad de Ratisbona (Alemania). Sus palabras disgustaron a algunos intolerantes. Una monja fué asesinada como "represalia" (ojo por ojo, y el mundo se quedrá ciego, decía Gandhi) ¿Deben admitirse tan sólo las opiniones "aceptables" (¿para quién???) en un mundo tan variado y plural?. ¿Debía disculparse el Papa? ¿No sería mejor que defendiera su derecho a expresarse libremente, y el de los demás a hacer lo mismo?.
A Georg Genswein, secretario del Papa, según el corresponsal en Roma de El Pais (16-XI-06) no le gustan las bromas y sátiras sobre él ni sobre el Papa. El periódico de la conferencia episcopal italiana Avvenire, en un editorial llama "cobardes" a los humoristas que "ridiculizan a las personalidades católicas" Preocupa comprobar que en dos religiones tan influyentes y con millones de seguidores, existe la misma tendencia: no querer ver ni oír cosas con las que no están de acuerdo. Como decía un presidente de la Sociedad Deportiva Compostela, famoso por sus confusiones, vamos de "caspa caída". Y además, ponen a los caricaturistas del Papa y de Mahoma, "entre la espalda y la pared". Maurizio Crozza, uno de los cómicos acusados de cobardía por l os obispos italianos, ya ha aceptado autocensurase. De capa caída.